En Nazca

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Esta fotografía esta tomada de Google Earth y es www.jarekmatla.com

 

 

Tomo la carretera a Nazca. Nombrar Nazca es hablar de placas tectónicas y hablar de colibrís sembrados en la tierra. La placa de Nazca se mueve estos días y aquí anda la gente orgullosa de su placa, no como esos escoceses que la placa la tienen en las antípodas y ni siquiera la sufren. Y sobre colibrís, astronautas y otras líneas los de Nazca saben lo suyo. Por esas líneas sus antepasados anduvieron de un lado a otro, de un campo de cochinilla a uno de maíz, hasta que un día un pájaro de hierro dió a conocer que aquellas líneas eran dibujos en la tierra, inmensos dibujos.

Como en el centro de Nazca, al lado de la plaza de las Armas, una especie de trago aperitivo llamado pisco sour, después una ensalada de patata, papas a la huancaina y seco de cordero, les comento que me pongan poquito de arroz como guarnición. Reposo la comida con una infusión y un café.

Me hablan de las líneas de Nazca y de su escaso interés si no se sobrevuelan. Aquí casi nadie las ha sobrevolado. Me comentan con más pasión el inmenso puerto que se va a construir y  a la  conversación  se unen otros parroquianos que intervienen en contra del proyecto por su destrucción del paisaje costero. Me despido y les dejo con sus pensamientos en el gran puerto del Pacífico o en la destrucción de la costa.

Perú es grande, y digo que es grande en las mismas dimensiones de América, ya de por sí grande. Retomo al atardecer la ruta hacia Palpa, y atravieso las líneas de Nazca. Por las líneas escucho a Yasmin Live, otro producto de Javier Limón para una España que desconoce su historia.

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